El impulso se va disolviendo, se esparce por el suelo como agua derramada y se precipita hacia las alcantarillas.
Los cambios suceden cada vez con más rapidez, quizás deberías asumir que ya no eres capaz de comprender lo que está ocurriendo. Escuchas el incansable teclear de millones de dedos, como un ejército de insectos cuyos pasos escuchas penetran en tu cabeza y se convierten en la banda sonora de tu desesperación: la migraña de quien está absolutamente perdidx. Has quedado absorvidx hacia un punto de no retorno en el que pierdes la capacidad de sentir aquello que antes podías palpar.
Los estímulos sedan las contradicciones y las preguntas (antes brotaban constantemente, la marcha debía detenerse hasta que no se disipase hasta el último atisbo de duda), y la ausencia de ellos hacen con facilidad que tu flácida y blanca piel se abra en dos, volviéndote a hacer sentir en carne viva el dolor de la añoranza de algo real.
Antes era más sencillo: hasta la cosa más insignificante era capaz de hacerte consciente del lugar que ocupas tú y lo que te rodea; ahora la lucidez de la que antes creías gozar ha quedado atrofiada como una vieja herramienta oxidada. Y como herramienta que es, al no poder cumplir su función pierde el sentido de su existencia en el mundo. Pero esa certeza que abrasa tu carne también resulta liberadora, tiene la capacidad de desenterrar viejas ideas.
Vuelves poco a poco a sentir esas cosas reales; era obvio que no habían desaparecido, pero necesitabas revolcarte en la mierda para volver a sentirlas. El mundo nuevo quizás no es tan nuevo, quizás lo viejo fue capaz de derribar muros antes invencibles, aprendiendo a vestir con más sofisticados y engañosos disfraces. Quizás la complejidad es compatible con certezas que asesinan todo aquello por lo que merece la pena vivir. Quizás nunca es tarde para volver a sentir horror, asco, odio y rabia, al mismo tiempo que ternura, cariño, empatía; nunca es tarde para recuperar la agilidad de esquivar con nuestros ojos, nuestro oído, con todos nuestros sentidos, la maraña de mentiras y engaños que pretenden que olvidemos, que caigamos sedadxs, que vivamos en la felicidad de quien se resigna a no poder entender.
¿Y qué si somos viejxs? ¿Y qué si nos aferramos a esas ideas que quedaron obsoletas en el mundo de lo inmediato? Cada una de nuestras certezas tiene la fuerza de un millón de vuestras mentiras, que seguiremos golpeando con nuestras oxidadas herramientas, ahora y siempre. Esto es lo que sentimos en nuestros corazones, y no hay objeto ni idea lo suficientemente poderoso para enterrarlo definitivamente. Resurgirá, brotará, resucitará cuantas veces sea necesario hasta el día en que no seáis más que polvo.
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Por segundo año consecutivo, nos hace muy felices anunciar nuestra colaboración con la Feria del Libro Anarquista de Sevilla, un encuentro necesario y vital para alimentar nuestros podridos cerebros y reforzar nuesos lazos. Pronto empezará a rular info más detallada de la programación, que como todos los años va a ser de competi. Por nuestra parte, presentamos este auténtico bombazo para acabar la jornada de actividades del sábado como se merece, con dos pedazo de bandas y personas venidas desde diferentes puntos de la península, que acabarán de una vez por todas con el moderneo rancio de la Alameda a base de ruido y distorsión:
SUDOR (Punk Radical desde Toledo)
PARTENOGÉNESIS (Punk crudo desde Almería)
Sí, el concierto será en la Fun Club, lo créais o no, y empezará rigurosamente puntual ya que hay que cortar el ruido temprano.
Sábado 17 de marzo / 21:00h / 5€
Nos vemos allí!
Diseño Cartel Ricardo Attenborough García
AÜA
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